Erase una vez una casa encantada en el mar. La casa era de plástico, y el mar era de plástico. â¡Pero qué feo es este mar, qué feas son estas casas!â – exclamaban algunas personas al venir por aquella tierra.
Y en verdad aquello no era agradable a la vista ni bonito como para visitarlo. Entre todo aquello, vivÃan y trabajaban personas. Y hubo una muy extraña que no paraba de repetir que el mar de plástico puede dejar de ser feo, puede dejar de ser malo y que hasta incluso puede ser atractivo pues atraerÃa visitas de personas de todos los lugares.
Esta persona no tenÃa medios ni contactos, pero tenÃa valor. Tanto que asustaba a todos a quienes hablaba sobre lo que iba a hacer.
Y esto es lo que hizo:
En una casa de plástico provisional empezó a crear vida: trajo tierra viva, trajo agua sana.
Limpió y cuidó aquello hasta que aquello se convirtió en un ambiente vivo.
Y luego, se puso a hacer lo más importante: sembró semillas libres. Las semillas eran de una hortaliza que recordaba vida, eran de tomates. Numerosas eran las variedades que sembró, algunas eran olvidadas y rescatadas de casas de ancianos en la sierra, otros se las empezaron a traer gente, viendo que este hombre loco las iba a revivir.
Y crecieron muchos tomates, y latÃan como corazones en las ramas y bailaban y respiraban aire. Y olÃan a verde.
No recordaban en aquellas tierras que alguien reviviera tantos tomates libres a la vez â¿Dónde los vas a vender?- le preguntaban, – no hay sitios ni medios para ello.â
Pero el hombre del tomate no se rindió, pensó en algo mágico:
âSi yo doy, sé que recibo. Por eso daré por cada caja que me compren, algo de valor.â Y asà fue, por cada kilo de tomates que le compraban las personas, destinaba una parte para comprar comida para los que no tienen.
âPuede parecer poco, 10 céntimos por kilo. Pero mirad, de una cosecha de mis tomates libres, de 25000 de tomates, saldrán 2500 euros en comida. Y soy sólo yo y mis tomates. ¿Por qué no?â.
 Y creció y creció la idea, y más y más personas sabÃan de los tomates, de su sabor y del bien que hacÃan. Y más personas quisieron comprarle.
Por eso, ya hay un a web, www.pasodoble.org, donde todo el mundo puede ver al hombre tomate, a la gente se ha unido a él; donde puede probar los tomates y hacer el bien.
Sobre Tomates Paso Doble
La empresa Tomates Paso Doble surgió de una idea en la mente de una persona inconformista. Francisco Sánchez es ingeniero técnico agrÃcola, empresario y agricultor. Paso Doble es de las primeras empresas españolas en adoptar el modelo de negocio âuno por unoâ donde por cada compra se hace una donación. Asimismo, es una de las primeras empresas de promocionar la agricultura social, ecológica y sostenible en el invernadero.Â
La empresa acaba de estrenar la web y abrir la posibilidad para personas de toda penÃnsula de comprar tomates ecológicos y sabrosos. Como los de antes.
Paso Doble (Hill of Tara S.L.)
Calle Reyes Católicos, 47 bajo D
04700, El Ejido, AlmerÃa.
TF: 950504894