Sedentarismo: la enfermedad de la edad moderna

La enfermedad de la edad moderna. Uno de los mayores problemas de la sociedad actual, que tendrá grandes repercusiones a largo plazo para la salud de los que hoy son jóvenes y padecen está patología. Y sobre todo una gran paradoja: mientras medio mundo muere de hambre por falta de recursos, la otra parte los desperdicia e invierte en malos hábitos alimenticios.

La tecnología, la nueva era digital, ha traído nuevas costumbres. Modelos de comportamiento más sedentarios que repercuten directamente en la salud y el peso. Pero es precisamente esa tecnología la que está intentando volver a dietas mucho más saludables.

Una cuestión de cifras
Según la Organización Mundial de la Salud ha sido durante los últimos 30 años cuando la obesidad ha alcanzado su punto álgido. Las últimas cifras a nivel global estiman que más de 1.900 millones de adultos tiene sobrepeso, casi el 13% de la población mundial, el doble que los registros de antes de 1980. Y más de 41 millones de niños también cuenta con este problema.

Si nos vamos a México, los datos no mejoran. De hecho, es uno de los países más afectados por esta cuestión. Más del 32% de la población tiene sobrepeso situándose como uno de los países con más personas con exceso de peso en el mundo; sólo por detrás de China, Estados Unidos, Brasil, Rusia e India. Durante 2015, casi 100.000 personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con la mala alimentación; lo que supone 124.000 millones de pesos para las arcas públicas.

Una mala estructura laboral, que implica que el país sea uno de los que más horas pasa trabajando. Casi 2.237 horas, más que Corea del Sur, Grecia, Chile y Rusia en el ranking mundial. Como consecuencia de todo esto tenemos una vida más sedentaria que no permite hacer actividades para mejorar la línea y, ni mucho menos, tiempo para cocinar. El consumo de dietas altamente calóricas y enfocadas a la comida chatarra, muy poco consumo de agua sustituyéndola por refrescos altos en azúcar, muy poca tradición en lo que a ejercicio físico se refiere y falta de cultura nutricional tampoco ayudan a rebajar estos datos. Añadiendo el hecho que para la riqueza gastronómica del país, existe una gran dificultad para encontrar producto fresco en todas las tiendas de conveniencia.

Las políticas públicas para acabar con la enfermedad, o al menos paliarla, se han sucedido desde hace años; pese a que los resultados no hayan sido del todo favorables. En México, el último intento pasa por el impuesto al azúcar con el objetivo de reducir el consumo del mismo.

Cuestión de startups
En este contexto, el sector delivery está trabajando por satisfacer las necesidades de millones de ciudadanos del mundo. En la delgada línea de las carencias de tiempo y nociones de cocina, la tecnología se instaura a golpe de clic.

Y si en Estados Unidos y Europa se ha vivido un boom, México no se queda atrás. A mediados de abril de este año, Cornershop, empresa del sector, levantó 6,7 millones de dólares; tanto Just Eat como Delivery Hero tienen negocios en el país. Y a la lista se une Deli Delivey, que tiene unos días de vida y operaciones en el mercado mexicano. Como los chicos de Kukit en España pero en ese caso made in México.

Deli Delivery ha llevado el proyecto al país de forma pionera con el objetivo de mejorar esas cifras de alimentación cotidiana. Fundada por Julian Stastny y fijándose en experiencias vividas en Estados Unidos. Su modus operandi se basa en la creación de recetas de no más de 25 minutos de elaboración, diseñadas por expertos, y de un amplio abanico de posibilidades y recetas para todos los gustos. Los que se apuntan a la plataforma reciben una caja con los ingredientes necesarios para la receta y los pasos para realizarla. Con esto evitamos el tener que ir a la compra, pero no prescindir de la calidad de los productos frescos del día a día.

 

La noticia «La mala alimentación en México también es cosa de startups» fue publicada originalmente en Hipertextual.

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