Cuando la felicidad está en la actitud y la intención

Cuentan por ahí que el dinero no lo es todo. Y, podemos estar de acuerdo o no. Somos libres para pensar lo que queramos. El dinero no es el responsable de nuestra felicidad. Nosotros somos los únicos responsables de nuestra felicidad, aunque, en determinadas circunstancias, nos parezca algo que se acerca más a la imposibilidad que a la verdadera intención de serlo.

Hay muchas personas que teniéndolo todo, no son felices. Pueden comprarlo todo, todo menos su felicidad. Y, es que hay cosas que el dinero no puede comprar. Y, mientras los que difícilmente llegamos a fin de mes, no entendemos las razones por las que las personas adineradas no consiguen ser felices. Simplemente, porque nosotros pensamos que si no tuviéramos problemas de dinero, todo nos resultaría más llevadero y, por consiguiente, nuestra actitud ante la vida sería mucho más positiva. Ellos, los adinerados no consiguen salir de esa tristeza que les abruma y todo su dinero no es capaz de dibujar una simple sonrisa en sus caras.

Lo cierto y verdad es que, por norma general, los que menos tienen menos necesitan para ser felices. Pero, claro, ahí están las facturas que hay que pagar, las hipotecas, los gastos escolares, la lista de la compra… y, podemos tener una actitud más positiva frente a los avatares de la vida, pero, eso no nos exime de pagar. Y, cuando no hay dinero, nuestra tarea es buscar hasta debajo de las piedras. Y, debajo de las piedras, los préstamos rápidos online. Una fórmula que no está mal para solventar esos pequeños contratiempos con los que nos topamos los llamados “mileuristas”.

Algunos dirán y ¿cómo podemos ser felices si nuestros bolsillos están vacíos y nuestra cuenta corriente de color rojo? Pues, muy sencillo, la felicidad no tiene que ver con las dificultades lógicas que atravesamos a lo largo de nuestra vida, tiene que ver con la actitud que tomamos frente a los problemas, en este caso, económicos. En lugar de una actitud derrotista, vamos a poner la intención firme de buscar una solución a un problema puntual. Y, como no queremos, bajo ningún concepto, arruinar todavía más nuestra maltrecha economía, para eso tenemos el cerebro, para pensar y razonar. Buscamos empresas de financiación en internet, evaluamos los pros y contras de cada una de ellas. Seleccionamos las que nos cobren menos intereses y comisiones y cómodos plazos para devolver lo prestado y ¡ya está! Para algo estudiamos matemáticas en nuestra etapa escolar. Y, así, sin perder ni un ápice de buen ánimo, ya habremos resuelto el problema. Y adelante, la vida sigue y nosotros con ella.

Y, volviendo a la FELICIDAD, una hermosa palabra que todos ansiamos disfrutar. Unos la buscan y, otros se dan por vencidos. Pero, ni hay que buscarla, ni debemos darnos por vencidos. La felicidad está dentro de nosotros, en nuestro interior. Solo necesitamos sacarla fuera, sentirla, aprender a vivir disfrutando cada instante, cada detalle, por pequeño que nos parezca. De esta manera, nuestra visión de la vida cambiará y dejaremos de buscar la alegría de vivir en otras personas y en las cosas materiales.

Con esta nueva forma de ver las cosas y confiando en nosotros mismos y en nuestra felicidad, hecha de pequeños momentos vividos cada día, cada minuto, cada segundo, habremos alcanzado ese cielo que hay en la tierra. Y, cuando, tengamos que pagar esa nueva lavadora, la reparación del coche, o, por qué no, un pequeño capricho, encontraremos la forma de resolverlo sin agobios, ni lamentaciones. Necesitamos un dinero extra, enviamos una solicitud con los datos requeridos a una financiera de créditos online y ya está. Y, cuando terminamos con “ya está”, no significa que lo hagamos a lo loco, sin usar la cabeza. Ese “ya está” se refiere al hecho de ponerse las pilas, entrar en acción y dar con la solución más acertada a nuestra situación personal. Pequeñas cantidades de dinero, con mínimos costes y de sencilla devolución. Todo en la vida es tan sencillo o tan complicado como estemos dispuestos a hacerlo. Todo se reduce, más o menos, en tres palabras, actitud, intención y acción.

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