Sigüenza brilla en sus XIX Jornadas Medievales

La ciudad del Doncel ha vivido tres hermosos días de julio, de calor, pero seguntino, en la XIX Edición de sus Jornadas Medievales. Picaba el sol en las horas centrales del día, pero por la mañana, y al caer la tarde, la temperatura ha sido ideal para disfrutar del fin de semana legendario que proponían la Asociación Medieval y el Ayuntamiento de Sigüenza, con la colaboración de un buen número de empresas patrocinadoras. El evento, estas Jornadas Medievales, nacen del pueblo y del respeto que provoca en los seguntinos la triste historia de Doña Blanca de Borbón, reina de Castilla, repudiada por su marido, Pedro I, El Cruel. De origen francés, vivió varios años confinada en el Castillo de la ciudad. Sus almenas y torres son escenario de buena parte del programa de actos que se lleva a cabo, en el mismo lugar donde sucedieron los hechos reales.

El viernes por la noche, más concurrido que nunca, comenzaba con los acordes populares de la música medieval y el hechizo de las Brujas de Sigüenza. Cada año, son ellas quienes iluminan el casco viejo de la ciudad, llenándolo de velas, y esparciendo, en este caso, sus buenos augurios, entre seguntinos y visitantes.

Más de 130 puestos se abrían al público en la mañana del sábado, confiriéndole a la ciudad, también con sus mercaderías, los aires de otros tiempos, legendarios, que se buscan como atractivo turístico desde hace casi dos décadas por estas fechas. Viandas de todas clases, bisutería, orfebrería, libros de historia, artesanía local, camisetas hechas a mano, piedras preciosas o jabones, se podían encontrar en la ciudad. Desde primera hora, humos suculentos, procedentes de las parrillas, se mezclaban con el aroma de jabones y lavandas, en la cuesta de la calle Mayor. ‘Ya solo por el mercado, merece la pena la visita a las Jornadas Medievales, pero es que además, hay muchas propuestas que reivindican nuestra historia y nuestros monumentos’, valora Oscar Hernando, concejal de Turismo de la ciudad.

Uno de los grupos que ha actuado en las calles de la ciudad este fin de semana ha sido el aragonés Ixera. ‘Como cada año, desde hace siete, animamos las calles de Sigüenza, transmitiendo alegría a la gente, y agradecidos y contentos’, decía uno de sus integrantes. Su música está basada en el sonido tradicional aragonés, “transformado en folk ‘bastardo’, influenciado por la música almogávar, puesto que representamos a los soldados de la Corona de Aragón que reconquistaron el Mediterráneo”. Su estandarte, hecho con una calavera de cabra en su centro, piel y madera, refleja las en las franjas rojas y gualdas de Aragón, y tiene dos culebras enraizadas que simbolizan a la Fuente de Jánovas, en Ordesa.

Sandra Serrano representaba, este año por primera vez, el papel de Doña Blanca de Borbón, personaje histórico que, como es bien conocido, es el eje de las Jornadas Medievales. Tiene 18 años, una edad similar a la que tenía la reina cuando llegó a la ciudad. Vivía su primera experiencia con una gran ilusión. ‘Es un honor para mí representar este papel en Sigüenza, y aún más cuando veo que los seguntinos se vuelcan con sus Jornadas Medievales’. Sandra había preparado a conciencia sus intervenciones, los lamentos de la reina en el Castillo, y el destierro. ‘La de Doña Blanca de Borbón es una historia triste, pero bonita al mismo tiempo, que, en ningún otro lugar se puede revivir como aquí’.

El sábado, a las doce de la mañana, los personajes históricos se daban cita en la Plaza de Don Hilario Yabén, para recorrer el casco antiguo de la ciudad. El cortejo le añadía brillantez a los monumentos por los que pasaba. Allí estaba, cómo no, Juan Gonzalo, que con sus bailes y reverencias precedía el desfile. Pedro I El Cruel, y su esposa, Doña Blanca de Borbón, así como el resto de personajes históricos, recorrieron las calles del Cardenal Mendoza, Plaza de Don Bernardo, Mayor, Travesaña Alta, Plazuela de la Cárcel, Puerta del Hierro, Portal Mayor, Castillejos y Plaza del Castillo, seguidos de todos los grupos musicales y de animación que han participado en las jornadas. En total, más de un centenar de personas.

Los dulzaineros, cómo debe ser en la ciudad de José María Canfrán, marcaban el ritmo musical, en este caso con música cortesana. En el trayecto, Don Pedro y Doña Blanca mostraron, este año especialmente, sus respetos a la Fortis Seguntina y al Museo Diocesano, ambos de celebración en 2018. Una vez el desfile llegó al Patio de Armas del Castillo, tomó la palabra Primitivo Alguacil, en representación de la Asociación Medieval seguntina, para irle dando paso, sucesivamente, a las actuaciones programadas en aquel escenario. En primer lugar, el obispo Pedro Barroso, les dio la bienvenida a los reyes, quienes además, recibieron las llaves de la ciudad, aunque tampoco sucediera así en la realidad. A continuación, Doña Blanca declamó sus versos tristes, dando lectura a su manifiesto. Su inicio dice así: ‘Por la ventana del Castillo, que las tierras de Sigüenza miran, yo, la reina de Castilla pienso, si el cruel rey Don Pedro, vendrá a verme, o me olvida. Desterrada y presa fui, en la torre de este Castillo. ¿Quién se acordará de mí, sumida en este destierro?’, declamó. Pues bien, un año más, toda la ciudad, y sus miles de visitantes, volvieron a honrar la memoria de la reina francesa y de su penar.

A continuación, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza, Sonsoles Arcones, también miembro de la Asociación Medieval, presentó el reconocimiento que las Jornadas Medievales le han concedido este año al periódico Nueva Alcarria, por la labor de promoción que del evento que ha llevado a cabo a lo largo de estos años. Después actuaron todos los grupos que, a lo largo de los tres días, han amenizado las Jornadas Medievales: Ixera, Barromba, Barzonia, el Grupo de Danza de Manzanares El Real, los Dulzaineros de Alcalá, y los Caballeros de Baucan. “Este año hemos introducido algunos cambios que creo han mejorado el desarrollo del evento, algo que el público ha percibido positivamente”, explicaba Primitivo Alguacil sobre el desarrollo de las Jornadas. Ya por la tarde, de nuevo, y aunque no sucediera realmente, partidarios de doña Blanca intentaron asaltar el Castillo para liberar a la reina de su confinamiento. Allí se escenificaron combates entre las tropas de Pedro I, El Cruel, y estos animosos seguntinos, que lamentablemente, no lograron el objetivo de rescatar a la reina. A continuación, tuvieron lugar las justas a caballo en el parque de las Eras del Castillo. A partir de las diez de la noche, el corazón medieval de la ciudad se llenó de velas. Aparecieron las brujas, para extender sus conjuros, en este caso benefactores, sobre propios y extraños. . Las acompañó el grupo de batucada de la banda de la Vera Cruz de Sigüenza.

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