La vida, después del Ictus, puede recuperarse gracias a la Fisioterapia, según el CGCFE

Hoy día 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus, y, por este motivo, el CGCFE se adhiere a la campaña de la Federación Española de Ictus y a la Organización Mundial del Ictus (World Stroke Organization), con el lema “Up Again After Stroke”. El ictus es, hoy en día, una de las principales causas de fallecimiento en todo el mundo, pero, en el lado positivo, 80 millones de personas han sobrevivido, aunque en ocasiones con secuelas de mayor o menor gravedad. El lema de la conmemoración de este año quiere transmitir que, para muchos, la vida después del ictus no será la misma, pero con los cuidados y apoyos apropiados, es posible llevar una vida plena, con un grado importante de inclusión social.

El ictus se caracteriza por la interrupción del suministro sanguíneo en una zona del cerebro, lo cual provoca un daño o incluso la destrucción de las células. Esta lesión produce un efecto determinado según la zona afectada, que puede afectar a la movilidad, el habla o la capacidad para pensar o sentir. Los efectos y el tipo de apoyo necesario tras un ictus varían según la afectación del accidente cerebrovascular en los pacientes, y es necesario adaptarse a esta nueva vida para aceptar esta nueva situación e intentar conseguir una vida lo más normalizada posible.

El acceso a un cuidado multidisciplinar y un tratamiento transversal es fundamental para recuperar la calidad de vida de estos pacientes y, en este sentido, el papel del fisioterapeuta es básico y fundamental como principal herramienta para alcanzar la máxima recuperación física y emocional.

La Fisioterapia ofrece ejercicios para mejorar diferentes aspectos de los pacientes afectados, como la coordinación estática y dinámica, el equilibrio, ejercicios para recuperar y fortalecer la musculatura de la cara, motricidad fina y gruesa para las manos, aprendizaje de posturas correctas, reeducación de la marcha, para mejorar la autonomía y disminuir la dependencia, etc. entre otros muchos aspectos.

No obstante, la prevención sigue siendo uno de los aspectos más importantes para detener el avance de esta enfermedad, fomentando y animando a la población a adoptar un estilo de vida saludable, con hábitos y dieta equilibrada, así como evitar el sedentarismo, recomendando la práctica de deporte de forma regular y reducir la ingesta de alcohol y abandonar totalmente el consumo de tabaco.

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