Ricardo Vergara publica su primer libro: 'Cuando las ventanas se convierten en puertas'

Cultivar el amor hacia uno mismo resulta crucial para poder vivir felizmente. Porque sin él, poco o nada se puede ofrecer a los demás. Y aunque la gente puede llegar a vivir sumida en un completo estado de desconsideración con ella misma, el camino para superar los complejos y el miedo a ser como verdaderamente se es siempre está ahí para tomarlo.

En Cuando las ventanas se convierten en puertas, Ricardo Vergara Montoya muestra los primeros pasos a dar en ese camino gracias a unos personajes valientes a la par que entrañables y una historia tan cercana que impresiona. Porque la historia de Amadeo da una lección de vida, especialmente a aquellas personas que, por miedo al rechazo, jamás darán un paso para conquistar a quien aman.

Y es que Amadeo (“bajito y feo”, tal y como le apellidan desde pequeño) verá cómo su vida da un giro de ciento ochenta grados al conocer a la guapísima e inteligente Claudia. Rendido por sus encantos desde el primer momento, tratará de superar su vergüenza, sus complejos y sus prejuicios para darse una oportunidad con ella. Pero el cambio no será fácil, teniendo además en cuenta que ambos pertenecen a dos mundos muy diferentes: él es un humilde muchacho de clase media-baja; ella, la hija mimada de un mandamás ricachón y con mucho poder.

En lo referente a la construcción de la personalidad de Amadeo, el autor comenta que responde a su pleno conocimiento sobre los problemas que acarrea cierto tipo de educación. “La timidez propiciada por una educación retrógrada y limitada en todo lo referente al sexo es un problemón cuando pasas de la adolescencia. (…) Tenía ganas de escribir una historia que reflejara este problema, pero quería hacerlo sin caer en los clichés o tópicos que abundan en todas las comedias románticas”.

Pero la ya mencionada Claudia también tendrá voz en esta historia. Criada en un mundo dominado por el dinero y la superficialidad, también se dará cuenta de que jamás alcanzará la felicidad plena si sigue asumiendo unos valores que no van con ella. Por eso también decidirá cambiar, y en un acto de valentía absoluta luchará por lo que quiere, a pesar de las objeciones y problemas que le plantee su propia familia.

Esta es la segunda premisa de esta divertida y a la vez inspiradora historia. “Querer cambiar algo importante que no te gusta de tu vida requiere mucho esfuerzo”, dice el autor. “Muchas veces es más sencillo de lo que parece; basta querer intentarlo, porque puedes ganar mucho”. Se diría que la honestidad y el valor son los motores de esta historia, que engancha desde el primer párrafo gracias al apabullante carisma de Amadeo, principal personaje y narrador.

Y si bien el libro ofrece mucho más de lo que se puede explicar en estas líneas, toda la magia puede encontrarse en su interior. Cuando las ventanas se convierten en puertas promete diversión y toca la fibra sensible gracias a unos personajes increíblemente reales que tienen humanidad para dar y tomar. Ricardo Vergara ha hecho lo más difícil: volcar toda sinceridad en un texto que absorbe y que invita siempre a pasar un rato más en ese mundo ficcional y, a la vez, tan real.

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