Consejos que todo emprendedor potencial debería aplicar

El camino hacia la independencia económica, el crecimiento personal y la felicidad es emprender, o eso dicen. Hay una base de realidad en eso: si emprendes y tu negocio crece fructífero, es posible que tengas la vida resuelta. Sobre todo serás tu propio jefe o tu propia jefa, porque no dependerás del empresario para subsistir, sino que lo serás tú. Por todos estos motivos, es lógico que hoy en día proliferen las ayudas económicas a emprendedores, las jornadas de pequeñas empresas, y en general un corpus cada vez más amplio de anglicismos que hacen referencia a la realidad material de la persona emprendedora; por ejemplo, networking o coworking.

No obstante, no todas las personas que desean abrir su propio negocio afrontan la misma realidad, y eso es un hecho con el que debemos ser justos. La mayoría de personas que consiguen emprender ya disponen de un fondo económico, ya sea por herencias o por suerte. El hecho de que una persona no disponga de dinero suficiente para abrir un negocio no significa que lo haya hecho mal por no haber ahorrado, sino que, con bastante seguridad, procede de una vida de trabajos precarios y familia de clase trabajadora y humilde. Este es el motivo por el que es importante que cada vez haya más ayudas monetarias para cualquier persona que aspire a convertirse en empresario, ya hablemos de ayudas del estado o de créditos rápidos con ASNEF.

Hay otro hecho que no se puede pasar por alto: el porcentaje estimado de éxito de cada tipo de negocio. Puede parecer que los ámbitos más demandados, como la restauración o la moda, son los más seguros, pero la realidad es que pertenecen a un intrincado laberinto de competitividad empresarial. Esto significa que, a menos que el empresario no asegure meticulosamente cada paso del camino y cada inversión realizada, el fracaso podría llamar a su puerta en cualquier momento. ¿Es posible triunfar en esos campos tan nutridos de clientes potenciales? Por supuesto, pero entonces hay que prestar especial atención al valor diferencial, a lo que diferenciará a la nueva empresa. Y eso solo se consigue con investigación de la competencia.

Estas razones nos llevan a pensar que no es descabellado apostar por modelos de negocio menos conocidos, tal vez incluso cerca de su fecha de caducidad. Por ejemplo, la existencia masiva de los videoclubs ya no tiene sentido, pues las empresas que ofrecen contenidos en streaming y alquileres desde casa les han comido el terreno. No obstante, todavía subsisten aquellos videoclubs que han optado por fusionarse con estilos de negocio más exitosos, como las cafeterías. Hay muchas cafeterías en el mercado, pero prácticamente ninguna ofrece además la posibilidad de alquilar una película después. Ahí reside el valor diferencial de esa modalidad de empresa, y lo que pude conducir al empresario a un éxito asegurado.

Hay otros muchos ejemplos. ¿En qué época pensamos cuando imaginamos un salón recreativo? Probablemente en los 80. Hay quien puede llegar a pensar que las recreativas ya no tienen sentido, puesto que hoy en día los aficionados a los videojuegos optan por otras opciones para disfrutar de un videjuego, como comprarse un ordenador de gamer o una videoconsola. Incluso han proliferado los juegos online y los eSports, algo que en esencia no ofrece una recreativa convencional. Sin embargo, todavía existen. Algunas se han modernizado y ofrecen la posibilidad incluso de conectarse en línea para jugar a dichos juegos online; otras pretenden rendir tributo a los 80 y se convierten en auténticas recreativas vintage, un gancho jugoso que atrae a fans de de la época.

En resumidas cuentas, emprender no es fácil, ni un camino de rosas. Emprender implica pasar noches en vela haciendo cálculos, utilizar muy a menudo un comparador de créditos e invertir una suma que podamos rentabilizar a medio y largo plazo. Tampoco es sencillo en absoluto elegir el modelo de negocio, y en función de nuestras posibilidades podemos optar por uno de éxito y otro menos conocido. Unos serán más caros que otros, y algunos dependerán de manera profunda del público y del uso de las nuevas tecnologías. Lo importante es recordar esto: si lo hacemos bien, es bastante probable que encumbremos el Everest del emprendedor.

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