La primera novela de Eve Dudina, 'El tiempo de Vidriel', se hace un hueco dentro de la ciencia ficción

Un día cualquiera, Vidriel se levanta para ir de excursión con la Escuela Militar Estelar a Las Cavernas de Londrangar. A pesar de que unos días previos todo se había complicado por algún conflicto con un compañero de clase, parece que la salida va con bastante normalidad. Sin embargo, en un momento dado, los acontecimientos dan un giro de 360º. De repente, el protagonista se ve inmerso en un problema que amenaza con romper el destino de la humanidad.

El tiempo de Vidriel, de Eve Dudina, es una aventura que alcanza todos los planos de la esencia de la ciencia ficción. De la mano de su nuevo y buen amigo Bruno, Vidriel enseña un mundo lleno de frescura y profundidad. Miedos, ilusiones, superación personal, dolor y furia confluyen para ofrecer al lector una historia llena de sentimiento y diversión: “He de confesar que tengo miedo”, revelará el joven en un momento dado.

La amistad es la base de esta novela, junto al pavor al fracaso futuro, a la incertidumbre de la adolescencia o al soporte que supone tener una familia. Vidriel sufre acoso escolar, ha perdido a su padre y nunca ha tenido amigos. La aparición de Bruno significa para él el abrazo que tanto necesita.

“Estoy demasiado nervioso. Si algo le pasa a Bruno, no sé qué haré. No sé qué haré sin él. Siempre he estado solo, no me importa estar solo. No quiero estar sin Bruno. No sé qué haré…”.

La historia de estos protagonistas es un camino lleno de piedras que aprenderán a saltar juntos. Poco a poco los dos abrirán su perspectiva a un mundo mucho más amplio que el que conocían: sociedades extrañas, naves espaciales, inteligencia artificial y una fuerte dosis de maduración personal que les llega obligada por las circunstancias.

Todas estas características hacen de El tiempo de Vidriel una obra, sin duda, para todos los públicos. Su lenguaje es cuidadoso y dinámico; su carácter, cercano y claro. Sus páginas conforman ese estilo de lectura que evade, que despeja la mente, que hace ir a un lugar mejor. Nada es tan difícil como parece, y nunca se está tan solo como para no poder seguir adelante. La narrativa de Eve Dudina es, en definitiva, un lugar para sentirse a salvo.

“Estando aquí, me ayudas a superar este mal tiempo. Si no fuera por ti, no sería capaz de levantarme de la cama ninguno de los días de estas semanas. Me gusta que estés aquí Bruno, espero que te quedes aquí para siempre”.

La primera obra de esta joven escritora ha sido publicada por Editorial Tregolam y es toda una declaración de intenciones; el resultado de un impulso que le llega —según confiesa— de la lectura de autores como Orson Scott Card, Eoin Colfer o Pathfinder.

Y lo mejor de todo: promete no quedarse aquí. Ya tiene pensadas dos entregas más sobre estos personajes que, sin duda, sus lectores estarán esperando.

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