Rentokil Initial ofrece cinco consejos para no volver con chinches entre los souvenirs de las vacaciones

Una vez que entran en la maleta, se propagan fácilmente por la ropa, cama y mobiliario por lo que una serie de medidas básicas preventivas son vitales cuando se llega al destino, ya sea un hotel, alojamiento, albergue o apartamento de alquiler y así asegurarse de una vuelta a casa segura, sin picores y con los “souvenirs” deseados.

La presencia de chinches es cada vez más frecuente, tanto en hoteles y otros tipos de alojamientos de estancias temporales como en domicilios particulares. El incremento de viajeros y turistas -fruto de la amplia variedad de oferta hotelera y el abaratamiento de los medios de transporte con la introducción de las líneas “lowcost”- favorecen el tráfico de personas pero también la libre circulación de plagas, como las chinches, un insecto que tuvo en 2018 una incidencia de infestación del 11.4%, cuatro puntos por encima del año anterior, según los resultados de llamadas y alertas de plagas registradas por Rentokil Initial, multinacional de servicios de higiene y prevención. Este porcentaje se incrementa hasta un 18% en ciudades como Madrid y Barcelona.

Para evitar volver de las vacaciones con una plaga en la maleta extensible a los muebles del hogar y al resto de personas que convivan en él, Rentokil Initial ha presentado un manifiesto de cómo reconocer semejante insecto y algunas medidas de precaución básicas para detectar su presencia.

Al llegar a la habitación del establecimiento, es conveniente aislar el equipaje en una “zona segura” y libre normalmente de posibles chinches, como el baño. Dejar la maleta en la cama implica que si el insecto está presente, se pueda introducir entre las vestimentas y efectos personales.

Una vez acotado el espacio seguro dónde dejar las cosas personales, es conveniente realizar una inspección de las zonas más críticas de la habitación. Previamente se debe tener claro cómo es un chinche, normalmente de tamaño pequeño, hasta cinco o seis cm, forma plana, ovalada, con seis patas, dos antenas y de color marrón rojizo.

Las chinches tienen especial devoción por los colchones, las almohadas, los somieres, el cabecero y las mesillas. Ojo también con los enchufes de esa zona. La propia luz del teléfono móvil ayudará a realizar esta inspección ocular con especial atención y cuidado de las costuras, donde suelen alojarse y mantenerse quietas.

Los muebles más habituales donde suelen habitar son los cabeceros, por lo que una ligera separación de la pared permitirá mirar por debajo y detrás del mueble para su posible detección. Es importante prestar atención al diseño, sus hendiduras y acabados, así como a posibles grietas, porque pueden estar perfectamente camufladas.

Una vez realizada esta inspección ocular detallada, si se diese la presencia de la chinche, el viajero tiene derecho a solicitar un cambio de habitación a la dirección del centro y como medida complementaria solicitar que laven la ropa del equipaje a 60º. Aunque las chinches no trasmiten enfermedades, su picadura produce distintas reacciones alérgicas que producen una gran desazón, pudiéndose llegar a recibir 30 o 40 picaduras en una sola noche.

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