Ser del sexo que se siente, gracias a la cirugía de cambio de género

La cirugía de cambio de género o reasignación de sexo, también conocida como cirugía de confirmación de género, presenta cada vez una mayor demanda y aceptación en la sociedad, bien por el hecho de que se esté viviendo una progresiva y más acentuada normalización de la transexualidad en muchos ámbitos o porque la cirugía plástica ha evolucionado a pasos agigantados en los últimos años, consiguiendo que esta técnica sea cada vez más segura y satisfactoria.

Estas cirugías se suelen llevar a cabo en personas que “han nacido en el cuerpo equivocado y lo tienen claro desde hace tiempo, por no decir desde el nacimiento”, lo que se llama una disforia de género, apunta el doctor Javier Collado, cirujano plástico de referencia a nivel internacional en cirugía de reasignación genital y uno de los pocos profesionales de la cirugía plástica que llevan a cabo este tipo de técnica en España. “Nadie se realiza estas intervenciones por gusto”, apunta, “como bien saben los pacientes que llevan años en tratamiento hormonal”.

Esta disforia de género se caracteriza por una identificación firme y muy definida con el otro sexo, que provoca el deseo y la necesidad de vivir con un género diferente al asignado al nacer, lo que también puede conocerse como transexualidad, diferenciando entre la transexualidad masculina (de mujer a hombre) y la femenina (de hombre a mujer).

El complejo proceso de cambiar de género
El proceso de cambio de género comienza con el tratamiento hormonal y el test de vida real, siendo las intervenciones quirúrgicas los últimos pasos del cambio de género.

Las intervenciones más comunes y numerosas en los últimos años en cuando al cambio de género, suelen ser las referentes a la transexualidad femenina, es decir, la reasignación de género de hombre a mujer. “Son intervenciones que los pacientes no se realizan por gusto, si no que sienten que han nacido en el cuerpo equivocado”, apunta el doctor Collado. Así, la cirugía de cambio de género se considera un proceso complejo, el cual puede conllevar numerosas intervenciones. En las operaciones relacionadas con la transexualidad femenina, la más común es la vaginoplastia o genitoplastia feminizante, que tiene el único fin de conseguir la reasignación genital femenina. “En esta intervención se conserva toda la sensibilidad genital, a través de la reconstrucción de una vagina y un clítoris funcionales, para que la paciente pueda continuar disfrutando de su sexualidad”, destaca el doctor Collado, haciendo especial hincapié en que esta intervención “no aporta funcionalidad reproductiva en el órgano”, siendo el objeto principal que el paciente “pueda tener una vida sexual activa y plena”.

Pero, además, el transexual no solo requiere de una reasignación genital para completar su “cambio de sexo”, si no que también puede elegir la feminización facial y corporal. ¿Y en qué consisten estas técnicas? El doctor Javier Collado realiza estas intervenciones que incluyen desde el aumento del pecho, lipotransferencia de glúteos, reducción del tamaño de la nariz o rinoplastia, un limado del ángulo mandibular, hasta una reducción de la nuez o una cirugía capilar para avanzar la línea del nacimiento del cabello. “No todos los pacientes necesitan estas intervenciones para feminizar su aspecto”, destaca el doctor, “aunque la mayoría de estos suelen requerir una o más”. Entre las más frecuentes destacan la rinoplastia, el aumento de pecho y la reducción de la nuez, denominada tiroplastia.

Ante estas intervenciones, surgen las principales dudas: ¿Es posible una feminización facial total que acabe con todo rasgo masculino en la paciente? “Cada caso se debe evaluar de manera individualizada y ninguno es igual a otro”, comenta el experto. Las características morfológicas de cada paciente serán las que definan en líneas generales la indicación de cada técnica, aunque “no en todos los casos se podrán conseguir los mismos resultados”.

Por otro lado, también es posible encontrarse con otros casos de transexualidad, los de aquellas personas que nacen con sexo femenino pero se sienten identificados con el masculino. Es lo que se conoce como transexualidad masculina. Para estas personas, también existen intervenciones específicas para la reasignación de sexo o género, como la metaidoplastia y la faloplastia. Ambas intervenciones consisten en la construcción de un pene, la primera a partir del propio clítoris y la segunda a través del transplante de tejidos de otras partes del cuerpo. El proceso de masculinización corporal en el transexual masculino se puede ver completado con una intervención de extirpación de mamas o mastectomía subcutánea.

El cirujano adecuado
“A pesar de lo que se pueda pensar, la reasignación genital se trata de una intervención quirúrgica de la que hay que opinar con el máximo respeto, pues se trata de una cirugía irreversible y no exenta de riesgos en manos inexpertas”, destaca el doctor Collado.

Ante la decisión de someterse a una intervención para la reasignación de género, es muy importante la elección del cirujano plástico adecuado, alguien preparado y titulado, con una amplia experiencia demostrada en este complejo campo, al día en su formación, sobre todo en un ámbito en continua evolución como es la transexualidad y el cambio de género.

“La cirugía estética y plástica siempre está en constante evolución”, apunta el doctor, considerado un cirujano de referencia del sector. Esta evolución no solo exige una puesta al día constante, si no además un trabajo investigador continuo, que es el que provoca la excelencia y los altos niveles de satisfacción de los cientos de pacientes intervenidos cada año. “Si alguien tiene la necesidad imperante de someterse a esta compleja intervención, le aconsejo que se ponga en manos de un equipo experto y con años de experiencia, que no solo sepa hacer frente a la intervención, si no también a los complicaciones potenciales que puedan surgir durante y después de la intervención”, concluye el cirujano plástico.

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