El retinol sí es para el verano según expertos como Raquel González

El retinol genera pánico, un miedo que viene de los orígenes de este principio, con moléculas poco estables que podían alterar la piel. Este terror aumenta más si cabe cuando se unen en una misma oración las palabras RETINOL y VERANO. Pero resulta que no solo se puede, sino que se debe. De hecho, tal y como reconoce la doctora de Reino Unido Sam Bunting en su canal de Youtube: “¿Tiene sentido perder todo el tiempo invertido en que tu piel se acostumbre al retinol, su beneficio en aclarar las poros, reducir comedones, las marcas del acné y los signos de daño solar ya sean finas líneas, manchas o pérdida de luminosidad? ¿Por qué perder todo eso?”. La especialista considera que parar en verano implica poner freno al cuidado de la piel y exigirá volver a acostumbrar a la piel al retinol cuando se retome implicando, en definitiva, una pérdida de tiempo de lo que debería ser un tratamiento continuado.

¿Por qué se cree que es malo usarlo en verano?
Para Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8: “Muchos se creen que el sol produce alguna reacción con el retinol que genera daño en la piel. Esto no es así, el sol lo único que provoca es una inhibición del retinol y del retinal -que no del r-retinoato, un nuevo principio que no es fotosensible-. Aparte, si la piel ya ha hecho el proceso de adaptación, no debería estar hipersensibilizada y no tendría por qué haber diferencia con respecto a otras situaciones en cuanto a exposición solar se refiere”. Parece, entonces, que es un tema más de confusión de conceptos que de otra cosa, puesto que el sol lo único que produce es la pérdida de eficacia en las versionas más tradicionales de vitamina A. A esto, Raquel González, directora técnica de Perricone MD, añade que: “lo que mancha es el sol, no el retinol. Hay ciertos casos en los que el retinol puede sensibilizar la piel, produciendo que el sol le afecte más, pero el retinol en sí no produce los posibles daños que sí ocasionan los rayos solares y que se pueden prevenir con un gesto tan sencillo como es aplicar un buen protector solar”.

No solo se puede, se debe
Esta es la postura de la ya mencionada Sam Bunting. De hecho, la naturaleza, que es más sabia que nadie, aporta los alimentos con mayor cantidad de vitamina A en verano: melón, pimientos, melocotón, albaricoque… Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza, quien explica que: “No tiene sentido preparar a la piel y tratarla para dejar de cuidarla de repente durante el verano. Debemos seguir el tratamiento para no romper un adecuado proceso de cuidado de la piel. Además, en verano, es común sentir que a la piel le sobra todo y está más grasa, sobre todo en zonas de playa; la vitamina A resultará tremendamente práctica en estas situaciones por su capacidad seborreguladora”. Además, esta teoría se sustenta por el hecho de que los retinoides incrementan los niveles de la enzima p53, reconocida por ser el guardián del ADN. Es una proteína que resulta esencial para que las células respondan adecuadamente ante situaciones extremas, como es la exposición solar. “Es decir, un producto con retinol hace que la piel esté más fuerte y se recupere mejor ante el posible daño que pueda sufrir en verano, previniendo casos de hiperqueratosis, por poner un ejemplo”, explica la experta de Perricone MD.

Procesos de adaptación
Cuando se le pregunta a Valeria Navarro, especialista en cuidado facial de la firma Boutijour, ella explica que: “Puesto que la piel suele requerir un período de adaptación a los retinoides, recomendaría a quien decida usarlos hacerlo con suficiente margen de tiempo para que, cuando llegue el verano, la piel haya recuperado su fortaleza natural, teniendo la barrera lipídica que protege la piel e impide la pérdida de humedad completamente restablecida”. Pero no siempre es necesario tener que acostumbrarse a este principio; afortunadamente, la investigación y el desarrollo en cosmetología han permitido crear principios como el r-retinoato, pensado para las pieles más sensibles, se puede usar de día porque no es fotosensible, y sin necesidad de hacer período de adaptación. No obstante, salvo este caso concreto, la regla de oro cuando alguien arranca con retinoides consiste en aplicarlos tres veces a la semana la primera quincena, días alternos la segunda y, desde ahí, ya a diario.

La importancia de la protección solar
La radiación solar es uno de los principales agentes causantes de patologías en la piel, siendo un factor decisivo en la aparición de enfermedades y un completo acelerador del envejecimiento de la piel. Para Bella Hurtado, directora de educación de Aromatherapy Associates, “El mejor cosmético antiedad es no tomar el sol”. ¿Qué ocurre con el retinol? Aunque no produce manchas, sí sensibiliza la piel durante el período de adaptación, haciendo más patente la necesidad de usar SPF en casa durante el día y más aún cuando se sale a la calle. No obstante, este período suele durar no más de un mes y, con retinoides o sin ellos, siempre es necesario aplicar un buen SPF para proteger de radiación UVA y UVB durante todo el año, por lo que el hecho de aplicar vitamina A de uso tópico no debería ser un factor decisivo para usar una protección solar que, de por sí, es extremadamente necesaria en cualquier situación.

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