Expertos en terapia animal afirman que se puede querer a un perro más que a una persona

Para dar respuesta a ello, Wamiz.es, el portal sobre animales de compañía líder en Europa, analiza este fenómeno que se hace cada vez más patente y que es foco de estudio en diversas universidades.

 

Un estudio publicado en el Society & Animals Journal desvela que algunos seres humanos muestran un mayor grado de empatía hacia los perros que hacia otros humanos adultos.

 

Y es que, sí, muchas personas afirman amar tanto a sus animales de familia que los tratan como a niños, llegando incluso a afirmar que prefieren a sus perros o gatos antes que a amigos y familiares.

 

El amor incondicional que parece que solo dan los animales

 

Vanessa Carral, psicóloga y adiestradora canina de Wamiz y codirectora del centro Dogtor Animal, explica que el amor hacia perros y gatos viene a dar respuesta a la búsqueda incansable del ser humano para encontrar ese amor incondicional y puro con el que todos sueñan. Los animales aman a los seres humanos sin importarles si están enfadados o tristes, si son populares o solitarios, si son altos o bajos, ricos o pobres, etc.

 

 

Parece que las relaciones humanas no llegan a satisfacer ese bien tan preciado que es el amor incondicional, que sí se puede encontrar en los animales de compañía, y que ofrecen sin pedir nada a cambio.

 

El amor a los perros y gatos hace sentirse amado y necesitado y libera de la soledad. Además, puede cambiar incluso la química cerebral fomentando la mayor producción de neurotransmisores relacionados con sensaciones de bienestar, placer y relajación.

 

¿Y por qué se les quiere tanto?

 

Existen numerosas razones que explican el amor incondicional que las personas sienten por sus mascotas. Aunque hay una explicación desde la evidencia científica.

 

Está demostrado que, la exposición continuada a la violencia, muerte y desesperación a la que se ve expuesta la población en el día a día genera, en parte, cierta insensibilidad frente al sufrimiento ajeno. Si bien existen dos claras excepciones: tanto los niños como los animales son percibidos como seres inocentes a los que proteger de dolor e injusticias.

 

Así pues, el amor a los perros y gatos responde a un deseo innato del ser humano de proteger y cuidar a los indefensos.

 

Un estudio publicado en The Journal Scientific Reports encontró una razón por la que las personas se sienten tan unidas a sus animales de compañía: los perros muestran mayores expresiones faciales cuando los humanos les prestan atención.

 

 

Se demostró que los perros levantan sus cejas e incluso agrandan los ojos cuando buscan la atención de una persona, lo que sugiere que sus expresiones faciales responden a los humanos, no solo a otros perros. Se encuentra aquí un punto de comunicación y unión interespecie único que permite estar más unidos a ellos.

 

Entonces, ¿se puede querer a un animal más que a una persona?

Desde luego, sentir ese amor intenso por los animales de familia es totalmente normal. Su inocencia, su amor incondicional, su bondad hace que sea muy fácil amarlos profundamente generando fuertes vínculos y considerándolos como un miembro más en la familia.

 

Aunque desde Wamiz se insiste en que siempre hay que amar al animal desde el respeto a su etología.

 

¿Y cómo a un hijo?

 

Muchos podrán sorprenderse con la afirmación de algunas personas que dicen amar a sus mascotas tanto como a sus hijos. Pues bien, la ciencia destapa lo que se esconde detrás de esta afirmación.

 

Y es que el cerebro de los humanos segrega oxitocina por el contacto con las mascotas. Se trata de la misma hormona que se segrega por el sentimiento de amor de pareja, amor a los hijos, etc.

 

El cerebro no discrimina si el ser amado es humano o perruno, a nivel funcional se comporta de la misma manera si se profesa amor por los hijos o por las mascotas.

 

Los beneficios de tener y querer a los animales

 

Desde luego, amar a perros y gatos tiene muchos beneficios corroborados por decenas de estudios científicos: aporta bienestar, hace más felices, mejora la salud física, ayuda a tener una mayor salud mental, hace sentirse seguros, entretienen, etc.

 

Por supuesto este vínculo tan poderoso que se forja viene de la mano de las dificultades emocionales que se sufren ante la pérdida del animal de familia.

 

Se vive un duelo difícil repleto de retos emocionales. Algunas personas incluso llegan a no querer volver a incluir a un animal de familia en sus vidas por lo doloroso de la pérdida.

 

No obstante, no todas las personas saben como amar a un perro. La asignatura pendiente, como seres humanos, es aprender a amar a los animales de familia respetando su etología.

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