Alfarería Raimundo explica la cocina tradicional de Aranda de Duero con el plato de Aranda

Aranda de Duero ha sido reconocida como Ciudad Europea del vino por sus caldos Denominación de Origen Ribera de Duero. Pero además, Aranda es conocida como la capital del lechazo, por su gastronomía, por su famosa carne de cordero lechal, cocinada al horno de leña de roble o encina, un asado típico castellanoleonés, cocinado con productos tradicionales de la tierra y en el típico plato de Aranda, un plato de barro perfecto para cocinar en los hornos de leña, que mantiene la autenticidad de los sabores. Desde Alfarería Raimundo, alfareros especialistas en la fabricación de piezas de barro refractario, contribuyen a la perpetuación de la cocina tradicional con su plato de Aranda, una pieza clave para mantener los sabores de antaño y originales.

El lechazo asado, un símbolo de Aranda
El sabor auténtico del lechazo asado al horno hacen que sea uno de los platos que triunfa bajo el lema «menos es más», pues este se cocina de una manera muy básica y sencilla. La tradición de este plato se remonta a épocas de la reconquista. En esos tiempos los pobladores de esa zona eran más ganaderos que agricultores, pues en caso de incursiones musulmanas, se podían llevar a los animales consigo.

Para elaborar este tradicional plato se necesitan pocos ingredientes, pues la misma carne del lechazo ya es de por sí muy sabrosa y jugosa. El toque para que esta receta sea excelente es usar un plato de Aranda en su cocción, pues el barro mantendrá mejor el sabor de la carne.

Ingredientes para cocinar el lechazo
Piezas de cuarto de lechazo castellano.

Vaso y medio de agua.

Manteca de cerdo o aceite de oliva virgen.

4 dientes de ajo aplastados.

3 hojas de laurel.

Sal marina fina.

Cómo preparar el lechazo al estilo Aranda
Precalentar el horno. Lo ideal es usar un horno de leña, pero como el común de la gente solo dispone de horno eléctrico, ponerlo a 170ºC.

Lavar las piezas de carne de lechazo, secarlas y colocarlas en el plato de Aranda, que es donde reside el secreto de la receta. El lechazo hay que asarlo, no cocerlo, por lo que la carne no puede entrar en contacto con el caldo de asar.

Añadir los dientes de ajo y las tres hojas de laurel, un vaso y medio de agua y una pizca de sal. Colocar las piezas de carne sin que toquen el agua.

Untar el lechazo con la manteca de cerdo o con aceite de oliva si se quiere que sea más ligero.

Asar la carne en el horno, 15 minutos por cada lado en turnos de dos, o sea, un total de una hora, con calor arriba y abajo y con ventilador (a ser posible).

Cada vez que se gire la carne, untarla con el caldo del plato.

Para dar el toque crujiente final, subir la temperatura del horno a 240ºC y dorar durante 3 o 4 minutos cada lado de la carne. ¡Y listo!

Esta receta se sirve cortada a trozos y acompañada por la salsa resultante de la cocción.

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