''Un trasplante quizás sea la mayor manifestación de amor que un donante y su familia puedan realizar''

La sede del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI) en San Sebastián acogerá mañana, jueves 4 de mayo, a partir de las 18,00 horas, una nueva charla de su IV Edición del Espacio de Salud y Cuidados para Ciudadanos titulada «Donación de órganos y médula ósea, ¿qué supone ser donante?. En primera persona: Mi experiencia con un órgano trasplantado».

La charla será impartida por la enfermera Lucía Elósegui, Coordinadora de Trasplantes de OSI Donostialdea; y el donostiarra Juan Manuel Lorenzo, economista de profesión que hace tres años fue trasplantado de hígado debido a una enfermedad degenerativa y que hoy forma parte del Equipo Nacional de Deportistas Trasplantados. La entrada es libre hasta completar aforo.

Cualquier persona puede ser donante de órganos siempre que no tenga una enfermedad transmisible, fundamentalmente enfermedades oncológicas. Tal y como explica Lucía Elósegui, «al margen de ello todo el mundo puede ser donante e incluso hemos tenido un donante de 89 años, porque la edad no es un limite para la donación. Hay personas que envejecen muy bien y pueden donar determinados órganos como el hígado, por ejemplo. Esto es importante que lo gente lo sepa», enfatiza.

La Coordinadora de Trasplantes subraya que, con la actual Ley en vigor, todos somos donantes de órganos si no hemos explicitado específicamente que no lo queremos ser. «Cuando una persona fallece preguntamos a la familia cuál era la voluntad de la persona fallecida. Si queremos ser donantes, lo importante es decírselo a la familia o los amigos. Además –apunta-, existe la opción de hacerse donante mediante carnets que tramitan las asociaciones de pacientes trasplantados y, recientemente, se ha comenzado a incorporar en la historia electrónica de Osakidetza si el paciente desea ser donante».

Según datos facilitados por el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), en 2016, la tasa de donación alcanzó en la Comunidad autónoma vasca los 65 donantes por millón de población (PMP), por encima de la media estatal, situada en 43 donantes por millón de población. Lucía Elósegui subraya que las cifras de donación vascas han crecido mucho recientemente tras la puesta en marcha, en 2015, de nuevos programas como la donación en asistolia, «ya que antes para poder ser donante tenias que estar en muerte cerebral y ahora también lo puedes ser tras una parada cardiaca, cosa que antes técnicamente no era posible», explica.

En cuanto a la donación de médula ósea, la edad para poder ser donante es de 18 a 55 años. Las personas interesadas deben apuntarse en un registro de donantes para lo cual, en el caso de Gipuzkoa, deben llamar al Hospital Universitario Donostia. «Les mandamos información escrita en la que explicamos qué supone ser donante de médula y cómo se realiza la extracción». Una vez que la persona tiene la información, decide si contactar nuevamente con el hospital. «Si lo hace, realizamos una entrevista personal para solucionar sus dudas y extraemos una pequeña muestra de sangre para extraer el carnet de identidad genético. Con el consentimiento informado firmado y los datos de esa extracción se le inscribe en el registro estatal de médula ósea y pasa a estar disponible para donar a cualquier paciente del mundo que le necesite», apunta Lucía Elósegui.

Cuando esto ocurre –puede haber donantes inscritos a los que nunca se llame- y, en caso de que se le pida al donante que done sus células, se les realiza en primer lugar un reconocimiento médico para comprobar que su estado de salud es perfecto. En caso de que sea así, se realiza la donación de médula ósea por uno de los dos sistemas existentes: pinchando en la médula ósea (crestas iliacas), o bien mediante una técnica denominada aferesis -la más utilizada hoy en día-, en la que se colocan dos vías periféricas en los brazos. «Una máquina extrae la sangre, centrifuga los progenitores hematopoyéticos y los demás componentes de la sangre los introduce por el otro brazo. Es una técnica sencilla pero que requiere de unas 3-4 horas. Son dos procedimientos muy controlados realizados por profesionales muy expertos y, además, en paciente sano por lo que es muy raro que se produzcan complicaciones», concluye Elósegui.

Testimonio en primera persona

En la charla de mañana Juan Manuel Lorenzo, donostiarra nacido en 1967 y economista de formación y profesión, aportará su experiencia con un órgano trasplantado. En 2014, fue trasplantado de hígado a causa de una enfermedad degenerativa que le había sido diagnosticada en 1988, denominada colangitis esclerosante primaria, de origen autoinmune y que afecta a las vías biliares.

«Tras las primeras semanas post trasplante y en la medida en que recuperaba mi estado físico –explica-, percibí que el deporte estaba siendo parte importante de mi proceso de mejora y recuperación. Con 49 años y después de 25 inactivo, retomé la práctica deportiva diaria». En la actualidad, Juan Manuel Lorenzo es miembro del Equipo Nacional de Deportistas Trasplantados y de la Asociación Deporte y Trasplante España.

Según explica, «a las personas trasplantadas nos preocupa en gran medida la forma de dar las gracias a una persona que en la mayoría de las ocasiones ha fallecido, o a su familia, que nunca sabremos quién es. Y esa idea de quedar atrapado para siempre, en muchas ocasiones, puede llegar a oprimirnos, angustiarnos e incluso a atormentarnos».

En su opinión, «un trasplante quizás sea la mayor manifestación de amor que un donante y su familia pueda realizar en su vida». Juan Manuel Lorenzo considera el trasplante como «un juego misterioso entre el dolor y la vida, porque se produce una mágica relación entre el donante fallecido, a través del dolor que sufre su familia en ese momento de la decisión y el receptor, en riesgo de perder la vida, y que ve recuperarla a través de un gesto de infinita generosidad y solidaridad entre seres humanos. De alguna forma, ese donante fallecido vivirá para siempre en la persona trasplantada originando en ella ese vínculo único y mágico que marcará su futura existencia», concluye

Las cifras en Euskadi

Según datos facilitados por el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), en 2016, la tasa de donación alcanzó en la Comunidad autónoma vasca los 65 donantes por millón de población (PMP). Otro aspecto destacable es que prácticamente 9 de cada 10 familias (el 89.5%) se manifiesta positivamente hacia la donación, alrededor de 5 puntos por encima de la tasa estatal y claramente también por encima de las cifras europeas y americanas (70-80%).

En 2016, 285 personas recibieron un órgano en Euskadi y, en los últimos 10 años, se han realizado un total de 2.420 trasplantes de órganos a pacientes vascos, (1.478 renales, 690 hepáticos, 139 cardíacos y 113 pulmonares), con resultados similares o mejores a los de los centros más experimentados de Europa.

También se registraron 1.502 donantes de Precursores Hematopoyéticos (médula ósea) en el Registro de la Fundación Internacional Josep Carreras, lo que supone que se ha superado en un 25% los objetivos previstos.

Las próximas citas del Espacio de Salud y Cuidados del COEGI serán las siguientes:

6 de julio: Alcohol y otras sustancias tóxicas en Jóvenes. Una responsabilidad de todos.
28 de septiembre: Educación en igualdad de género en la adolescencia. Importancia de prevenir y frenar los micromachismos y el lenguaje sexista desde la infancia.
26 de octubre: La Diabetes, pandemia del Siglo XXI. Pautas para su diagnóstico y control en pequeños y mayores.
23 de noviembre: Pacientes en situación terminal. Cuidados paliativos, hospitalización a domicilio y apoyo a la familia.
 

 

 

 

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